

Justice and Truth
Episode 8 | 46m 23sVideo has Closed Captions
The broadcast of Sara's documentary has been cancelled and now her life is in danger.
The broadcast of Sara's documentary has been cancelled and her life is in danger. Yet with help, she will reveal to the world what she discovered. Meanwhile, Costa has been transferred to the hospital in a critical condition.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback

Justice and Truth
Episode 8 | 46m 23sVideo has Closed Captions
The broadcast of Sara's documentary has been cancelled and her life is in danger. Yet with help, she will reveal to the world what she discovered. Meanwhile, Costa has been transferred to the hospital in a critical condition.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
How to Watch The Room
The Room is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.

Discover Mysteries, Romances, & More
Explore our hand-picked collections of PBS dramas to find your new favorite show. Browse our catalog of sweeping historical epics, breathtaking romantic dramas, gripping crime thrillers, cozy family shows, and so much more.Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship- Nuestros actos nos definen.
Y no vas a conocer a un hombre por sus palabras ni por lo que puedas leer en sus ojos.
Son... nuestras manos las que hablan de nuestros actos, como un diario de carne, huesos y piel.
[música de intriga] ¿Vas a juzgarme por lo que hice?
- Yo no juzgo, ya lo sabes.
- ¿Ni siquiera ahora, después de todo lo que ha pasado?
Siempre has tenido todas las preguntas, pero nunca las respuestas, ¿verdad?
- ¿Ha valido la pena?
- ¿Lo ves?
- Dime, ¿crees que ha valido la pena llegar hasta aquí?
- Quieres que sea yo el que juzgue mis propios actos, ¿verdad?
- No, quiero que te enfrentes a ellos.
- Para eso... para eso hace falta algo que no tengo.
- Valor.
[música de tensión] - Tiempo.
[ulular de sirena] [pitidos electrónicos] - [paramédico] Rápido, sácale la camiseta, rápido.
Venga, que está sangrando mucho.
La herida limpia, cerca del vaso, pero limpia.
Por favor, apósitos, vamos, venga.
¡Vamos!
Deja ahí, déjamelo ahí.
Déjalo ahí, vale.
¡Necesito sutura ya!
[música de intriga] - Bueno, solo es por precaución.
- Yago, no pareces peligroso.
- No puedo decir lo mismo de ti.
Veo que has sabido llegar hasta aquí.
- Me oriento.
- Ah, muy bien, O sea que no era ese el problema entonces, ¿verdad?
- Bueno, creo que no has estado precisamente solo por aquí.
- No, he tenido que encontrar la manera de entretenerme.
- Yago, sabes que no es buena idea.
- ¿Ah?
¿No?
- No, puedes meterte en líos.
Y a ella también.
- No te preocupes por ella, estará bien.
Es lista y fuerte.
Me recuerda a ti.
A ti antes.
Si has venido para que convenza a Sara de que no publique el reportaje, ya sabes dónde está la puerta.
- Yago, escúchame.
- Epifanio.
- Yago, por favor.
- ¡Epifanio!
- ¡Yago, escúchame!
[timbre] - Qué pronto, inspector.
Con la señorita te tomabas tu tiempo.
- ¿Puedes aflojarme esto un poco, por favor?
Ostra, ándate con ojo.
[música de intriga] - Entonces, ¿a qué has venido?
¿A recordar los viejos tiempos?
- Los viejos tiempos han quedado muy viejos, Yago.
- [Yago] Yo todavía pienso en ellos.
¿Por qué no funcionó, Lola?
- No sé.
Buscábamos cosas distintas, supongo.
- Muy bien, sí.
Yo atrapar a Tachenko, tú la manera de traicionarme.
- Si traicioné a alguien, fue a mí misma.
- ¿No te ha ido mal?
- A ti las canas te sientan bien.
- Tendrías que haberte quedado con Luis.
- Vete a la mierda.
No tienes ni idea.
No estoy orgullosa de muchas cosas que he hecho, pero de lo nuestro, de haberlo intentado, no me arrepiento de nada.
No recordaba lo imbécil que eras, en lo que te he echado de menos.
[música de intriga] - [Epifanio] Tigre, espabila, turno de trabajo.
¿Qué lees?
- La Biblia.
- ¿La Biblia?
Falta te hace.
- ¿Por qué?
¿Voy a ir al infierno igualmente?
La trama Vulcano se extendía más allá de lo que pensábamos.
Gerardo y sus socios eran un entramado criminal.
Gente rica, influyente, educada.
- [Sara] Pero criminales.
- Todavía no sabes por qué maté a Luis.
- [Sara] ¿Por qué le mataste?
- Las promos llevan un par de días emitiéndose.
- Y aun así decides cancelarlo.
- Yo no lo he hecho.
- Pero has aceptado que otros lo hagan.
- Esos otros son los que ponen el dinero.
- Dos días, es que lo ibas a emitir en dos días.
- Ah, lo siento, los de arriba dicen que no quieren convertir el reportaje en un juicio paralelo del caso Vulcano.
- Ahora eres tú el que me toma por idiota.
- Sara, me vas... - Los dos sabemos que el problema no son los juicios paralelos.
El problema es la verdad que molesta, y justo por eso... - Nos van a cancelar el programa.
- ¿Qué?
- Si lo emitimos, nos vamos a la calle.
Tú, yo y el resto del equipo.
- Pues, quizás sea lo mejor.
Quizás sea mejor eso que tener que hacer nuestro trabajo de esta manera, ¿no?
- Una visión muy romántica, pero ¿mandarías al paro a tus compañeros por orgullo?
- No, porque antes dimito yo.
- Te dejas algo.
Es el montaje definitivo, el que aprobaste tú.
- Es propiedad de la cadena.
Firma aquí y es tuyo.
Sin trampas.
[música de intriga] - ¿Por qué me das el reportaje?
- Porque tienes razón, Sara, la verdad molesta, y nuestro trabajo es molestar.
[música de intriga] - Sigo creyendo que eres un cobarde.
- ¡Sara!
¡Espera!
Te tengo que hacer unas preguntas sobre la cancelación de la emisión de La Sala.
- ¿No te enseñaron en la facultad que las periodistas no debemos ser noticia?
- Pero Cascajosa quiere la exclusiva.
- Nada es gratis, ¿eh?
- ¿Y qué?
- Primero no se moja, luego me echa a los perros y ahora quiere la exclusiva, así siempre gana.
- No sé, Sara, yo solo hago mi trabajo.
No sé.
- Ya.
Sí, y yo el mío.
Pregunta.
- ¿Sí?
- Ajá.
- Grabamos.
Sara, ¿qué opinas sobre la cancelación de la emisión del reportaje?
¿Cómo lo llevas?
- De maravilla.
¿Algo más?
- Sí, ¿a qué crees que se debe?
- No sé, dímelo tú.
- Bueno, imagino que Yago Costa tendrá algo que decir.
¿Qué opina él sobre todo esto?
[música de intriga] Sara.
¿Sí?
- Voy a publicarlo por mi cuenta.
Todo lo que tengo.
- [reportera] Pero ¿cuándo?
¿Dónde?
- En internet, pronto.
[reportera] Bueno, lo que acabamos de oír son las palabras de la periodista Sara Sibilio.
[música de tensión] - ¿Y qué ganamos con esto?
- Supongo que nada.
Me has cogido con las defensas bajas.
- Ya, buena estrategia, desde luego, apelar a lo sentimental.
- ¿Qué dices, Yago?
- Lola, por favor, me he ganado la vida haciendo esto.
Lo conozco perfectamente.
- No me lo puedo creer.
- Sí, me das la mano, te doy la mano, recordamos los tiempos bonitos, me emociono contigo, me tienes donde querías.
- ¿Ah?
¿Sí?
¿Y dónde es eso?
- Lejos de la operación Vulcano, lejos de la verdad.
- ¿La verdad?
- Sí, hubo un tiempo en que te importaba.
- ¿Por eso la escogiste a ella?
¿Por qué le importa la verdad?
- No, no, ya te he dicho que me recordaba a ti.
- ¿Le dijiste a tu amiga la periodista que de la verdad no se vive?
¿Le has dicho a dónde te lleva la verdad, Yago?
Yo también quería eso, verdad, justicia, pero aprendí que a veces son incompatibles, que a veces tenemos que mentir, traicionarnos a nosotros mismos.
¿Y sabes por qué?
- No, no lo sé.
- Porque a ellos, a los asesinos, a los ladrones, no les importan nuestras normas.
- Eso es lo que nos diferencia de ellos.
- ¡Por eso van ganando!
¡Por eso, Yago!
Porque da igual a cuántos encerremos, porque solo rascamos la superficie.
Por eso firmé órdenes que no tenía que haber firmado, y por eso miré hacia otro lado muchas veces con Villanueva, porque quería hacer justicia.
- Pero no la hiciste.
No la hiciste, Lola.
[suspiro] - Porque tuve miedo.
Te parece una excusa horrible, ¿verdad?
Pero lo tuve.
Era un miedo paralizante, y no era miedo a que me mataran, era miedo a desaparecer, [sollozando] a perderlo todo.
Quise jugar a su juego.
Me ganaron.
Si esa chica te importa, no dejes que siga con esto.
¿No que amenazaron con hacerme a mí?
- [Yago] Algunos... todavía creemos en que hay que hacer lo que es justo.
- Supongo que yo perdí la fe.
- Por suerte para todos... Sara no la ha perdido.
No hagas lo que es correcto.
Haz lo que es justo.
- ¿Quién te lo dijo?
¿Ella?
- Tú.
Me dijiste tú.
[pitidos electrónicos] [pitidos electrónicos] [música de suspenso] - Buenos días.
- Hey.
[quejidos] ¡Ayuda, socorro!
¡Ayuda, socorro!
[grito] - Calla, cállate.
Mira.
¿Está aquí todo?
¿Aquí lo tienes todo o tienes alguna copia?
Te he hecho una pregunta, ¿me oyes?
[golpe] [quejido] - [Delacruz] Venga.
- ¿Y tú quién coño eres?
- Vamos a tu casa, recoge lo que necesites, no te puedes quedar aquí, vamos.
[música de suspenso] - Te veo muy tranquilo, ¿no?
- ¿No tendría por qué estarlo?
- ¿Cómo sabes que alguno de esos amigos no está aquí dentro?
- [Yago] Bueno... han tenido casi dos años para matarme.
- Sí, pero no habías abierto la boca antes.
- [custodio] ¡Menos charleta!
- Escúchame, si vienes a por mí habrá consecuencias.
Lo sabes, ¿verdad?
- Estoy en la cárcel, ¿qué más da un año arriba o un año abajo?
- Visto así, ¿sí lo tienes claro?
- A veces dudo... pero entonces, recuerdo a mi hermano y se me quitan las dudas.
- Muy bien, pues, aquí estaré, esperándote.
[música de suspenso] - Puedes ventilar esto, pero no salgas a la terraza.
Voy a buscar sábanas y toallas limpias.
Cierra, por favor.
Al lado vive una persona mayor.
Está sorda, pero intenta no hacer mucho ruido, que los vecinos sigan pensando que esto está vacío.
Hey, ¿estás bien?
- Sí.
- Aquí vas a estar bien.
No te van a encontrar, ¿hmm?
- Es fácil decirlo cuando no han intentado matarte.
- Más de una vez lo han intentado en el pasado, al final te acostumbras.
- ¿Y por qué debería fiarme de ti?
- Porque no te queda otra y porque llevo semanas protegiéndote.
- ¿Qué eres?
¿Mi ángel la guarda?
A petición de Yago, supongo.
- [Delacruz] Creía que te haría falta, y no se equivocaba.
- Muy considerado, aunque llegas un poquito tarde.
Llevan semanas amenazándome por correo.
Ah, y también entraron en mi casa cuando yo no estaba.
- Ah, pero esa fui yo.
- ¿Cómo?
- Yago pensó que también te haría falta un empujoncito.
- ¿Un empujoncito?
- Para motivarte.
Cierra por dentro y no salgas de aquí hasta que yo vuelva.
¿De acuerdo?
- No, no, no, no, no, no.
- [Delacruz] Haz lo que te digo y todo irá bien.
No le abras a nadie.
Ah, y por cierto, Yago me dijo que no publicaras el reportaje todavía.
Aún no.
- ¿Por?
- Dice que si esperas un poco tendrás un final a la altura.
- ¿Por qué me estás ayudando?
- No te ayudo a ti, niña, lo ayudo a él.
- Te está cobrando favores.
- Me equivoqué, y solo estoy intentando arreglarlo.
- Tu dimisión.
- Si no hubiera cedido a las presiones, a lo mejor Yago estaría libre y Luis paseando por ahí.
Ahora ya no tengo nada que perder.
- Yo tampoco.
[risa] - No seas ingenua, niña, tú lo tienes todo por perder.
¿Por qué te crees que estás aquí?
- ¿Y dónde estoy exactamente?
- [Delacruz] ¿No la reconoces?
Es la casa de Yago Costa.
[música de intriga] - Primera parada.
¿Qué?
¿Cómo lo llevas con las Sagradas Escrituras?
- Bien, estoy llegando a la parte del Apocalipsis.
- Epifanio, ¿puedes venir un momento?
[susurros] [Luis] Joder, Yago, Celia no me puede ver así.
Me echa de casa.
- [Yago] ¿Vas a dejar de comportarte como un imbécil?
¿Sí o no?
- [Luis] Yago, en serio, en serio, déjame entrar, por favor.
- [Yago] ¿Por qué no me ayudas, Ivanka?
Dime bares, locales, clubs donde puedo encontrar a Tachenko.
- [Ivanka] ¿Y luego qué?
¿Me mandas a servicios sociales?
- [Yago] No, puedes confiar en mí.
[música de intriga] - [Lola] ¿Qué es esto, Yago?
- [Yago] Toda la investigación está ahí.
Tachenko y Miranda estaban conectados.
Tengo una testigo que puede corroborarlo.
- [Lola] Sin pruebas documentales no tienes nada.
- [Yago] Es una investigación.
- [Lola] ¡Es una obsesión!
[voz con eco] - [Yago] ¿Eso crees?
[ulular de sirena] [trinos] [timbre de teléfono] [pitido electrónico] [mujer] Sara, la jueza Solozábal acaba de prohibir la emisión de tu reportaje.
Lo siento, de verdad.
- Mierda.
[música de intriga] [Epifanio] No me jodáis, que acabo en una hora.
[timbre] Costa, prepárate.
- ¿Cómo?
- [Epifanio] Tienes turno de lavandería, me lo han cambiado, venga.
- ¿Y quién?
¿Quién lo cambió?
- Costa, no me jodas, venga, arriba.
La Biblia lees.
- Soy más de ciencia que de dogmas.
Por cierto, ¿podrías devolvérselo al médico?
Se lo tomé prestado.
- Claro.
¿Y alguna cosa más desea el señorito?
- Bueno, pues, ya que lo dices, hay una nota adentro para Sara, ¿podrías dársela, Epifanio?
- ¿Y este uniforme?
¿Qué es?
¿De funcionario de correos?
- Por favor.
- Venga.
[música de suspenso] - [Yago] Lo que tienes entre las manos es una despedida.
Breve, como deberían ser todas las despedidas.
Si las cosas salen como parece que van a salir, dudo mucho que nos volvamos a ver.
Así que solo te pido una cosa.
Dale buen uso a mi memoria.
Y, por favor, Sara... no cambies nunca.
[Ana] Por favor, no puede pasar, ya le he dicho... - ¿Por qué lo ha hecho?
- Gracias, Ana, puede salir.
- ¿Que por qué lo ha hecho?
- Porque no me has dejado otra alternativa, Sara.
- Y una mierda, es que no lo entiendo, se supone que estamos en el mismo bando, ¿no?
- Los jueces y los periodistas nunca estamos en el mismo bando, Sara.
- Así que va a prohibir la emisión de La Sala.
Pues, ¿sabe qué?
Que la voy a publicar igualmente.
- Adelante, la multa son 60 000 euros.
- Puedo hipotecarme.
- Y pena de cárcel.
- Que se ha estado riendo de mí todo este tiempo, ¿no?
- No, Sara, te estoy haciendo un favor.
- Un favor, que me estás vacilando, ¿no?
- No, y ya lo entenderás.
Y ahora, si te calmas... - Es que lo sabía, eres una miserable y una corrupta.
Así que este es su trabajo, ¿no?
Tapar la mierda de los demás, que no se sepa la verdad.
Me das asco.
- ¿Has terminado ya?
- Sí.
- ¿Tienes una cámara?
Eres periodista, ¿no?
[música de suspenso] - Muy bien.
Cuando quieras.
[música de suspenso] [música emotiva] - [Dolores] Soy la jueza Dolores Solozábal y esta es mi dimisión.
Abandono mi puesto en la Audiencia Nacional y con él todos los procesos que tengo abiertos.
Quiero dejar claro que mi decisión no es fruto de coacción o de chantaje alguno.
Lo que hago, lo hago por compromiso con mi cargo y por honor a la justicia.
[timbre de teléfono] - ¿Quiere que paremos?
- No.
- ¿Seguro?
- Es lo mejor para mí, para ti y para todos.
- Por eso querías prohibir mi reportaje.
para protegerme antes de hacer todo esto.
- Parece que sí estamos en la misma banda.
[carraspeo] Llevo mucho tiempo ocupando el lugar equivocado en el estrado.
Gran parte de mi carrera profesional ha sido una gran mentira.
Yo misma he estado implicada en la operación Vulcano, la trama corrupta que debía juzgar.
Mi cobardía ha manchado una institución sagrada para mí.
Por eso quiero pedir perdón y ponerme en manos de la justicia.
la misma justicia a la que yo no he sabido servir.
- [reportera] La jueza Solozábal ha admitido encubrir a Íñigo Villanueva y su red de corrupción antes de tomar una última decisión como jueza, levantar la prohibición que había sobre el reportaje La Sala.
[música de intriga] CARGANDO DOCUMENTAL LA SALA La publicación de este reportaje está ahora en manos de la periodista Sara Sibilio, quien, al parecer, piensa hacerlo público.
[pitido electrónico] Y pasamos a Deportes, pero antes les tenemos que informar de una noticia que nos acaba de llegar.
Es otra noticia sobre el caso Vulcano.
Al parecer, Yago Costa ha sido apuñalado hace escasas horas.
El pronóstico de momento es reservado.
[ulular de sirena] - ¿Eso qué es?
- Morfina.
- ¿Le vais a poner morfina?
- No es para él.
- ¡Ah!
- Vaya, no sabía que ponías tan bien las inyecciones.
- Pues, si me necesitas, ya sabes, estoy jubilada.
[música de suspenso] - Apenas duele.
- Eso no es una buena señal.
- Pero hemos salido de cosas peores, ¿verdad?
- Sí, pero entonces era diferente, no estabas solo, era distinto.
Estaba Luis, Lola.
Y ahora mírate, mírate.
Los has apartado a todos.
- ¿Qué propones?
- Que nos dejemos ir.
[música de intriga] - ¿Estaría bien?
- Muy bien.
- Pero ya hemos llegado hasta aquí.
- Es cierto.
y, ¿entonces?
- [Delacruz] Yago... Yago.
- Es el momento.
- Ahora o nunca.
- [Delacruz] Yago.
[ulular de sirena] [pitidos electrónicos] - [Sara] Yago Costa.
¿Y no sabe en qué hospital puede estar?
Vale, gracias.
[timbre de teléfono] Delacruz, ¿te has enterado lo de Yago?
¿Sabes si está bien?
[Yago] Tengo entendido que sí.
- Yago.
- Hola, señorita Sibilio.
[Sara solloza] - Yago, Yago.
- [Yago] Vas a gastar mi nombre, que por cierto, no te lo había dicho, pero... es Hebreo, como el tuyo.
- ¿Te estás escapando?
- Sí, lo dices como si fuera una mala noticia.
- [Sara] Tenías todo planeado.
¿Todo está siendo un plan para escapar de allí?
- Cuando quieras.
[música de suspenso] - ¿Estás seguro?
- Justo donde te dije.
- Espero que no te equivoques.
- Vamos, no te preocupes, llevo un tiempo estudiando anatomía.
- A la de tres.
Una... Shh, shh, shh.
- Bien hecho.
[música de suspenso] [resuellos] Creo que has tomado buena nota de todas mis historias.
- [Sara] ¿Y por qué ahora?
Has tenido dos años para fugarte de allí.
- [Yago] Tenía que esperar a que aparecieras tú.
Necesitaba contarlo todo antes.
- Se lo podrías haber contado a cualquiera.
- [Yago] No.
No todo el mundo está dispuesto a jugarse la vida.
- ¿Por eso me escogiste a mí?
¿Tengo pinta de mártir?
Porque tengo entendido que fue por otra razón, que te recuerdo a alguien.
- [Yago] Puede ser, sí, pero tú eres mucho mejor.
Lola cree en la justicia.
Sí, es verdad, pero tú, además, crees en la verdad.
- No me sobreestimes.
- No, no, los dos sabemos que tu reportaje va a ser un éxito viral.
- ¿Lo vas a ver?
- [Yago] Bueno, no lo sé, depende, depende.
Eh, ¿salgo algo guapo?
- ¿Y ahora qué?
- ¿Ahora?
Bueno, a seguir buscando la verdad.
- ¿Ya sabes a dónde vas a ir?
- Sí, claro, por supuesto, siempre tengo un plan alternativo, pero no puedo contártelo.
- [Delacruz] Yago.
- [Sara] ¿Y si te cogen?
- Bueno, pues, entonces, supongo que podremos seguir con la segunda parte de La Sala.
¿Qué te parece?
[graznidos] [pitido de buque] [bullicio] - [reo] ¡Guapa!
[silbido] - ¿A dónde estás yendo, guapa?
[besos] [rebotes de balón] [timbre] [puerta se abre] [música de intriga] [timbre] [música melancólica] - Epifanio, por favor.
[música emotiva] Qué raro se me hace verla aquí.
- Supongo que yo no impongo tanto, ¿no?
- Lo siento mucho.
Siento que todo haya acabado así.
- Creo que ha valido la pena.
Ahora tienes tu propio programa.
Enhorabuena.
- Gracias.
¿Le importa si empezamos ya?
- Sara, puedes tutearme.
- Quizás, cuando coja confianza.
[música de intriga] El juicio está visto para sentencia, lo cual demuestra que lo que dijo Yago Costa en La Sala y lo que yo os he mostrado era cierto, pero sobre todo demuestra que la justicia en este país todavía tiene quien la defienda.
Y no me cabe la menor duda, al final todo el mundo paga.
Nadie se libra.
[música de suspenso] ¿POR QUÉ NO TE HAS DECIDIDO?
HEMOS ESTADO HABLANDO POR DOS DÍAS.
NO ESTOY SEGURO, NUNCA ME HE ACOSTADO CON NADIE.
TE VOY A TRATAR BIEN, JUNTÉMONOS, PERO MI PADRES ESTÁN EN CASA, QUÉ LÁSTIMA.
ENTONCES, JUNTÉMONOS, MUERO POR VERTE.
OK, DAME TU DIRECCIÓN, VOY A IR.
HOTEL PLAZA, HABITACIÓN 1512 OK, GUAPO, ESPÉRAME, ESTARÉ AHÍ EN MEDIA HORA.
[música de tensión]
Support for PBS provided by: